[HOY IMPORTA] 7-4-2011
El ministro de Relaciones Exteriores declaró que estaría suficientemente aclarada la reciente votación del Uruguay en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, al tratarse la designación de un relator especial sobre derechos humanos para Irán. El ministro está en su derecho al afirmar que, desde el punto de vista de la Cancillería, la posición uruguaya quedó explicada. Sin embargo, existen motivos para opinar que esa posición despierta dudas y que contradeciría tradicionales principios e intereses de la política exterior uruguaya.
En la reciente sesión del Consejo de Derechos Humanos se trató un proyecto de resolución para designar un relator especial encargado de analizar la situación de los derechos humanos en Irán. La propuesta fue aprobada por amplia mayoría con el voto conforme, entre otras delegaciones, de Argentina, Brasil, Chile y México. Nuestro país optó por abstenerse, junto con Bahrein, Burkina Faso, Camerún, Nigeria y Uganda. Es cierto, la representante uruguaya, en su discurso expresó reservas sobre la situación de los derechos humanos en Irán. Pero ello conduce a dos reflexiones. La primera es, ¿si nuestro país albergaba críticas tan fundamentales, por qué no votó a favor del relator? La segunda es que una cosa es un discurso y otra muy diferente un voto.
Es difícil comprender como el Uruguay, que tradicionalmente ha tenido en la ONU una política de Estado muy clara de defensa de los derechos humanos, se haya abstenido en esta oportunidad.
Las explicaciones de la Cancillería no contribuyen a aclarar lo sucedido, más bien lo oscurecen aun más, y podrían despertar legítimas dudas sobre la política exterior de este gobierno respecto de Irán.
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